sábado, 20 de febrero de 2016

Reflexiones Ambientales Urbanas: 

13 El mejor control sobre Aedes aegypti 

En esta historia pretendemos contar una excelente noticia y otra no tan buena. Empecemos por la segunda así quedará más resaltada la parte más favorable para el hombre. El mosquito Aedes aegypti es transmisor de un centenar de virus distintos (ej. fiebre amarilla urbana, dengue, chikungunya, zika, etc.) y se introdujo a partir de 1555 desde África a los puertos de todo el planeta desde buques de empresas que traficaban esclavos. Desde esos tiempos hasta la actualidad, Aedes aegypti logró adaptarse muy bien a los ambientes domiciliarios. Ha demostrado procesos de microevolución en tiempos muy cortos. Estos procesos se producen por mutaciones en intercambios genéticos durante la reproducción (meiosis) y fecundación entre las células sexuales de los progenitores. Es así que los procesos evolutivos se producen muy rápido entre los organismos que tienen tiempos generacionales cortos, como las bacterias (horas), los insectos (semanas) o mamíferos (años). La posibilidad de intercambiar genes en tiempos de semanas es lo que posibilita detectar lo que se denomina resistencia a los insecticidas. Los individuos más aptos entre las variantes genéticas de cada población de mosquitos son los que dejarán descendencia. Desde la ciencia, podemos asegurar que es casi imposible (la ciencia nunca dice nunca) que los mosquitos se adapten a la falta de agua que aprovechan sus formas inmaduras (larvas y pupas) para desarrollarse. Por eso, la mejor medida de prevención existente es eliminar el agua acumulada en los domicilios. Ahora viene la excelente noticia. Aedes aegypti es uno de los insectos del que existen mayor cantidad de publicaciones científicas en el planeta. La primera descripción corresponde a Linneo en 1762. Desde entonces existen muy pocos registros de que esta especie se encuentre en ambientes silvestres fuera de su región de origen en el noreste de África. Afortunadamente esta especie no suele aprovechar el agua de charcos formados por la lluvia o las crecidas de los ríos, los lagos, lagunas, arroyos, etc. Una excepción a la regla podría darse en el caso de llenado de recipientes por llenado de agua de ríos sin depredadores. La ciencia puede asegurar en forma categórica que por ahora no es común hallarlos en ambientes silvestres. La gran pregunta es ¿por qué no necesitó adaptarse totalmente a esos ambientes en los últimos 460 años de oportunidades? Es un buen tema para los futuros becarios. Existe bibliografía donde se demuestra que una de las razones es que las formas originales de África ponen sus huevos sobre las paredes de los huecos de árboles o en las hojas de plantas que acumulan agua. En el resto del mundo, los recipientes artificiales con agua asemejan esas características y por ello no pondrían sus huevos sobre la tierra. Pero tampoco se los suele hallar en cantidades en recipientes artificiales presentes en ambientes silvestres no tan alejados del hombre. Una posible respuesta se basa en la presencia de depredadores naturales como hormigas, coleópteros que comen huevos de pequeños insectos o depredadores que comen bichitos que se mueven (larvas de libélulas, larvas de insectos, aves, batracios adultos) en el agua. Las larvas de Aedes aegypti suelen viborear mucho frente a perturbaciones o a la presencia de depredadores. Otras especies de mosquitos se hacen las muertas frente a los depredadores. Lo que es evidente y hay que recalcar es que la propia naturaleza impide la colonización de ambientes naturales (o que Aedes aegypti no está presionando para ocupar dichos ambientes), con la misma intensidad que en los lugares habitados por el hombre. Una posible hipótesis es que tiene todo lo que necesita en el ambiente urbano (más que suficientes criaderos, muy buenos lugares para la reproducción, exceso de sangre para alimentarse y cada vez menos controladores naturales). Esta hipótesis quizás no sea cierta, pero al menos debería llevarnos a reflexionar sobre lo que estamos haciendo con la naturaleza y como nos relacionamos con el ambiente que nos toca habitar.

Nicolás Schweigmann

Grupo de Estudio de Mosquitos EGE - IEGEBA, FCEyN-UBA CONICET



Leonardo Horacio Walantus

Proyecto "Vigilancia Epidemiológica. Seguimiento de Criaderos de Mosquitos de Interés Sanitario Centro de Investigaciones Entomológicas Parque Tecnológico Misiones


Gustavo C. Rossi
Centro de Estudios de Parásitos y Vectores CREAN-IMBIV CCT    CONICET-UNLP La Plata


Raquel M. Gleiser
 Ecología de Artrópodos -      CONICET-UNC – Córdoba






Reflexiones ambientales urbanas: 

12 El entorno donde pudo producirse un caso de dengue en 2016 


Durante la primera semana de febrero de 2016 confirmaron dengue de tipo 1 a un jardinero de una institución. Esa persona pudo infectarse en el lugar de trabajo o en cualquier otro lugar. Fuera de donde fuera el lugar de infección, el jardinero tenía el virus en la sangre, incluso antes de presentar síntomas y pudo transmitir el virus a hembras de estos mosquitos, tanto en el lugar de trabajo como en la manzana de donde vive. Como en la institución trabajan muchas personas, se tomaron las medidas preventivas que corresponde aplicar frente al caso de una persona infectada por dengue. Se tomó la precaución de suponer que hubiese sido allí. Se desalojó el predio, se realizaron tareas de fumigación para eliminar posibles mosquitos infectados, así evitar otras posibles picaduras infectivas. Luego, se buscaron posibles criaderos de Aedes aegypti que fueron hallados en tres ocasiones. Se puede concluir que la fumigación resolvió solo momentáneamente el problema. La fuente productora de mosquitos seguía intacta. Una analogía de esta situación podrían ser las imágenes de bomberos tratando de apagar el fuego para que el siniestro no se traslade a las casas vecinas. Sin los focos de proliferación de mosquitos, no hubiese sido necesario incorporar insecticidas al ambiente. Pero la historia no termina aquí. ¿Si el jardinero hubiese adquirido la infección en otro lugar? Entonces los mosquitos infectados de ese otro lugar son los que estarían transmitiendo. El domicilio del infectado se encontraba ordenado, no tenía recipientes con agua y cada tanto echaban agua hirviendo a las rejillas. Pero la casa vecina fue en otros tiempos una casa que estuvo “tomada” por mucho tiempo. Luego del desalojo, la entrada fue clausurada sin realizar tareas de ordenamiento y limpieza integral para evitar la proliferación de plagas. El jardinero se encontraba en reposo en una habitación con mosquiteros (y por las dudas pastilla repelentes). En las puertas de ingreso a la casa -que no tienen mosquitero–colocaron espirales del lado de afuera y aplicaron periódicamente insecticidas. Esas acciones sirvieron para que el infectado no transmitiera el virus a los mosquitos presentes en el lugar. Las elevadas abundancias de mosquitos sugieren la presencia de criaderos muy productivos en las inmediaciones. Este tipo de situaciones suelen darse también cuando se demuelen edificios durante el periodo estival que tienen sótano y se dejan así durante tiempos prolongados. Con las lluvias los sótanos se inundan y se transforman en excelentes criaderos de mosquitos inaccesibles para el humano. Los vecinos suelen sufrir las consecuencias. Cientos de mosquitos (en algunos casos miles) invaden los domicilios del entorno, entran por cualquier abertura o rendija de la casa y se transforman en una plaga molesta y peligrosa. Los vecinos sufren las consecuencias y quedan obligados a armar telas mosquiteras sobre las camas para dormir - como en las películas de aventuras por la selva- pero en realidad esta historia ocurrió en pleno centro de una gran ciudad. Los epidemiólogos tendrán que hacer sus investigaciones para determinar los verdaderos focos de transmisión y bloquearlos. Pero esta historia verídica debería servir de ejemplo para considerar el riesgo que generan las propiedades privadas abandonadas, de ingreso bloqueado o las demoliciones inadecuadas que se hacen inaccesibles para el control de plagas, poniendo en riesgo la salud de los habitantes. Entre las posibles soluciones ambientales saludables y económicas deberían establecerse normativas que se aseguren un ordenamiento y limpieza preventiva del predio antes de permitir el bloqueo de la entrada. Además debiera existir un registro de personas reales responsables del predio, a quien recurrir en caso de emergencia. Del mismo modo, para los edificios demolidos deberían tomarse los recaudos para prevenir la posibilidad de formación de criaderos de mosquitos.


Nicolás Schweigmann
Grupo de Estudio de Mosquitos EGE-IEGEBA,FCEyN. UBA CONICET

Leonor Bonan
Instituto de Investigaciones CeFIEC FCEyN - UBA

Ing. Isaac Cymerman
Servicio de Higiene y Seguridad  FCEyN -UBA

Reflexiones Ambientales Urbanas: 11 Aedes aegypti y la obsolescencia programada

Reflexiones Ambientales Urbanas:

11 Aedes aegypti y la obsolescencia programada 


El problema de las enfermedades trasmitidas por mosquitos urbanos como el Aedes aegypti presenta una gran complejidad. Hay muchas dimensiones por donde se puede abordar, tales como las culturales (donde la educación es la más importante), las ambientales y también las económicas. Para este último caso, se analiza la relación de las enfermedades transmitidas por vectores con el fenómeno generado por las empresas productoras de bienes. Desde la década del treinta, cuando por un objetivo de lucro económico se decidió acortar el tiempo de vida útil de los productos manufacturados (la denominada obsolescencia programada), quedó fuertemente afectada la conservación del medio ambiente. Se generan desde entonces importantes focos de contaminación del suelo, agua y aire. Los mosquitos no son la excepción porque pueden proliferar en los residuos sólidos capaces de acumular agua. El exceso de recipientes que acumula agua podría denominarse como una forma más de “contaminación productora de mosquitos” en las zonas urbanas. Vehículos, heladeras, lavarropas, cocinas, microondas, televisores, envases plásticos, entre otros objetos, son desarrollados y manufacturados con mayor eficiencia energética pero con menor vida útil. La regla del mercado es que con la compra del artículo, se establece su transferencia pero se alerta al comprador sobre la transferencia de responsabilidad sobre lo que ocurra después con dicho artículo. En muchos casos los objetos obsoletos son mantenidos sin sentido en algún lugar de la vivienda incluyendo el peridomicilio. Los objetos capaces de acumular agua en los domicilios constituyen el primer foco de proliferación de mosquitos. Siguiendo esa misma línea, los municipios tratan de resolver ese problema con el retiro de los restos domiciliarios para un posterior destino. Si bien existen iniciativas de reciclado, como la minería urbana, separación, trituración, fundición, re-manufacturación, etc., la promoción de un consumo creciente va mucho más rápido y los vertederos de productos inservibles están colapsando. Las soluciones al problema ambiental global deberían ser evaluadas desde el origen, donde las empresas productoras tendrían que demostrar su responsabilidad social y el Estado estimular estrategias para la recuperación, el reciclado y/o la transformación de los residuos en otros productos útiles. Por ejemplo, avanzar en la investigación y desarrollo de envases biodegradables. Los Estados, mediante su legislación, deberían considerar este tipo de problemas para asegurar un futuro saludable a las próximas generaciones. Es comprensible la necesidad de generar riquezas y de generar trabajo, pero en la actualidad estos aspectos contrastan fuertemente con la contaminación ambiental. Además, el problema no es exclusivo de la Argentina. Hoy por hoy, la transmisión continental de dengue, chikungunya, zika en América y el agregado de fiebre amarilla urbana en África son señales de que el problema de contaminación urbana capaz de provocar enfermedades transmitidas por vectores también es global. Todos compartimos el mismo problema. Estas señales ambientales traducidas en miles de enfermos deberían servirnos para re-pensar el planeta donde queremos vivir.


Nicolás SchweigmannGrupo de Estudio de Mosquitos Área de Entomología EGE - IEGEBA, FCEyN-UBA CONICET

Marina SteinInstituto de Medicina Regional-UNNE - Resistencia-Chaco


Guillermo FolgueraFacultad de Filosofia y Letras;  Fac. Ciencias Exactas y Naturales UBA-CONICET


Gustavo C. RossiCentro de Estudios de Parásitos y Vectores CCT La Plata-CONICET-UNLP

Raquel M. GleiserEcología de Artrópodos CREAN-IMBIV  CONICET-UNC – Córdoba

Reflexiones Ambientales Urbanas: 10 Aedes aegypti en las Cubiertas de Vehículos descartadas.

Reflexiones Ambientales Urbanas: 

10 Aedes aegypti en las Cubiertas de Vehículos descartadas. 

El interior de las cubiertas de vehículos usadas (tractores, camiones, automóviles, motos, bicicletas, etc.) son excelentes criaderos de Aedes aegypti. Constituyen ambientes ideales para su proliferación porque suelen mantener microambientes húmedos y acumulan pequeñas cantidades de agua ideales para el desarrollo del mosquito. A su vez, está protegida por una capa de aislante de los cambios bruscos de temperatura ambiente. Suele ser imposible sacar el agua remanente del interior de una cubierta, si no es mediante la ayuda de un trapo o un material absorbente. Se ha verificado la importación de huevos de este tipo de mosquito al continente Americano (Brasil y EEUU) en la década de los ´80 a través de mercaderías usadas dispuestas en contenedores a través de barcos provenientes de Asia. Para el año 2015 circulaban en Argentina más de 11 millones vehículos. Un recambio de cubiertas vehiculares cada cuatro años sugiere la posibilidad de producir 11 millones de nuevos criaderos por año. Un reflejo del recambio y el desorden ambiental son las montañas de cubiertas frente a las gomerías de centros urbanos, o acumuladas en baldíos, desechadas en zanjas, etc. Existen municipios que presionan con multas a los comercios que mantienen cubiertas acumuladas en sus frentes, pero no les ofrecen soluciones alternativas. Existe un circuito comercial de cubiertas usadas entre centros urbanos y localidades periféricas que contribuye a dispersar pasivamente los huevos de Aedes aegypti desde una localidad a otra De este modo, el mosquito se transforma en un souvenir entre la mercadería, viajando como huevo en el interior de las cubiertas que transportan los buques o las camionetas o camiones. Las cubiertas terminan su ciclo como basura capaz de acumular agua (criaderos) y su disposición final adecuada en rellenos sanitarios genera complicaciones debido a la elasticidad del material. Al presionarlo con las topadoras se entierran, pero con el tiempo vuelven a surgir a la superficie. De hecho, quienes monitorean la situación del Aedes aegypti en una región o necesitan material para sus estudios buscan los acúmulos de cubiertas usadas en zonas urbanas porque saben que allí encontrarán decenas de criaderos. El agua acumulada cuando se combina con detritos orgánicos también ofrece hábitat adecuado para la proliferación de otros mosquitos como Culex pipiens. La forma más adecuada de resolver este desorden ambiental es el reciclado donde un problema de alto riesgo puede transformarse en un negocio rentable. Existen empresas que se encargan de triturar las cubiertas y transformarlas en pellets, que son unas pequeñas bolitas de caucho que sirven de materia prima para la producción de otros materiales. Por ejemplo se usan como parte de mezclas para la producción de pisos que requieren elasticidad o el césped sintético. En la Argentina existen contadas empresas que reciben en forma gratuita las cubiertas. Fueron concebidas gracias a la participación de equipos multidisciplinarios organizados instituciones tecnológicas estatales, a la que se suman las propias empresas productoras y comercializadoras de cubiertas. Estos emprendimientos son alentadores y deberían ser acompañados regionalmente con el apoyo de legislaciones y decisiones gubernamentales estrictas que faciliten y aseguren la disposición final y tratamiento para el reciclaje de cubiertas en todo el país. Especialmente con apoyo económico para su creación en las provincias más afectadas. Se trata de una aberración ambiental la presencia de acúmulos de cubiertas en zonas urbanas porque ponen en riesgo la salud de los habitantes como las enfermedades transmitidas por mosquitos (dengue, zika y chikungunya y fiebre amarilla urbana). Estas enfermedades suelen surgir en forma explosiva, tal cual se está observando en la epidemia actual. Las declaraciones de emergencia del Estado son para destinar recursos para ese mismo fin. El poder Legislativo debería participar en considerar el tema del tratamiento final de las cubiertas de vehículos como uno de los factores de desorden ambiental que competen al estado y que ponen en riesgo la salud de los habitantes. Los distintos poderes ejecutivos (nacional, provincial, municipal) deberían considerar el efecto contaminante de las cubiertas en ambientes urbanos como una prioridad para resolver y producir acciones sustentables en el tiempo.


Nicolás Schweigmann
Grupo de Estudio de Mosquitos Área de Entomología EGE - IEGEBA, FCEyN-UBA CONICET

Marina Stein
Instituto de Medicina Regional-UNNE - Resistencia-Chaco

Gustavo C. Rossi
Centro de Estudios de Parásitos y Vectores CCT La Plata-CONICET-UNLP

Raquel M. Gleiser
Ecología de Artrópodos CREAN-IMBIV  CONICET-UNC – Córdoba

martes, 16 de febrero de 2016

Reflexiones Ambientales Urbanas: 09- Aedes aegypti en el taller mecánico

Reflexiones Ambientales Urbanas: 

09- Aedes aegypti en el taller mecánico 

El mecánico de mi auto se queja por la cantidad de mosquitos que lo molestan en el taller. Su hijo de tres años es muy susceptible a las picaduras y está preocupado por el dengue. Mientras espero que termine de hablar por teléfono veo buena cantidad de estos insectos revoloteando. Capturo uno, a la luz del sol se ven las banditas blancas en las patas. En un ambiente muy urbanizado como este, suele tratarse de Aedes aegypti, el mosquito transmisor de la fiebre amarilla urbana, el dengue, el chikungunya, el zika y otros virus que enferman a las personas. Luego le pregunto si tenía recipientes con agua y mientras hago un paneo visual del taller y me responde que no tenia agua acumulada. Solo se ve una alcantarilla pluvial en la calle. Con la ayuda de un espejo y luz solar puedo constatar que no habían larvas de mosquitos en el fondo. –¿Estás seguro que no tenés agua acumulada en algún lugar?- le insistí. Después de pensar unos instantes, me respondió –mmmm, la fosa-. Fuimos al pozo donde suele instalarse el mecánico para reparar los vehículos desde abajo. El lugar se encontraba inundado con cinco centímetros de agua. Usaba unas tablas para poder pisar y no mojarse. Pudimos observar miles de larvitas alteradas por la luz de la linterna de medio centímetro de longitud. -¿Y cómo llega el agua al pozo?- le pregunté. - Es un problema general en el barrio, la napa de agua está cerca de la superficie y entonces filtra hacia la fosa- me respondió. Pude observar que además había grasa, que sirve de alimento a organismos microscópicos (ej. bacterias, protozoos) presentes en el agua. A su vez estos microorganismos sirven de alimento a las larvas de los mosquitos. Todo servido!. ¿Qué puedo poner para matarlos? ¿Lavandina? ¿Cloro? ¿Insecticida? –me preguntó. Por un instante pienso: “otra vez el paradigma químico”. El “que le puedo poner”. -Vos pasas mucho tiempo ahí. La lavandina y el cloro es para controlar a los microoganismos, pero la concentración que deberías usar sería tan alta que te intoxicarías o no soportarías el olor. Algo parecido te puede ocurrir si pones algún insecticida. Hay soluciones más saludables y más efectivas a largo plazo- le respondí- . Existen soluciones ambientales mucho más efectivas donde no se necesita aplicar productos químicos al ambiente. Por ejemplo en este caso, el problema es el filtrado desde la napa de agua. Se puede colocar una pequeña bomba de desagote y sacar periódicamente el agua hacia la alcantarilla de la calle. Sin agua en la fosa no habrá posibilidad que los mosquitos aprovechen la situación y se reproduzcan. El mecánico llevo a la práctica la idea y funcionó muy bien. Quedo libre de mosquitos. ….pero se fue de vacaciones por quince días. Nuevamente había muchos mosquitos en el taller. Aedes aegypti es un mosquito oportunista, aprovecha cualquier ocasión para reproducirse. En este caso la solución es asegurar un bombeo periódico mediante un sistema automático.


Dr. Nicolás Schweigmann

Grupo de Estudio de Mosquitos EGE-IEGEBA, FCEyN -UBA CONICET

lunes, 15 de febrero de 2016

Reflexiones ambientales urbanas: O8. Un hogar para mis mosquitos o de cómo criaba mosquitos en casa sin saberlo.

Reflexiones ambientales urbanas: 

O8. Un hogar para mis mosquitos o de cómo criaba mosquitos en casa sin saberlo. 

Si algo me molestaba, eran son estos mosquitos que me picaban en tobillos y las pantorrillas todas las tardes. Venían del patio, pasaban por debajo de la puerta y me picaban. Yo distraído no me daba cuenta hasta que me había rascado tanto que la pierna me sangraba (ok, confieso que tengo una enfermedad en la piel, nada grave). Muchas veces busqué donde se criaban y eliminé sus criaderos, pero me seguían picando. Antes de comenzar una disputa vecinal busqué una vez más. No pude más que repetir los lugares donde ya había buscado un par de meses atrás para no dar nada por cierto. Debajo de una rejilla que tapa una de las bocas de drenaje de la lluvia en el parque me encontré con una sopa de larvas. Nunca vi nada así. A cinco metros de la puerta, muchos, muchísimos, demasiados mosquitos esperando crecer y picarme. Confieso que perdí el control, busqué cuanto producto químico tenía a mano y les eché. El agua se tornó blanca pero la sopa de larvas seguía bullente. Frustrado, me senté en el pasto rodeado de frascos. ¿Y si saco el agua y la tiro sobre pasto? mmmm las pupas sobrevivirían y posiblemente llegarían a adultas... tuve que pensar más, hasta que di con la solución. Calenté agua hasta el hervor en la pava y la vertí hasta poner quietud en ese lugar. Faltaban dos cosas, la solución definitiva y saber como fue que pasó eso. Las dos respuestas vendrían de la mano. Al día siguiente llegó Juan, que corta el pasto y me ayuda con el mantenimiento de la casa, un gran tipo que se da maña para todo. Le comenté el problema y me dijo: - ¿No te acordás que lo limpié? Estaba lleno de mugre, la caja que tiene estaba llena de barro. Había incluso una cosa naranja horrible. - ¿Y para que sirve la caja? - Ah! no sé, preguntale al constructor que la hizo. La caja no es más que una caja sin tapa por debajo del nivel del caño de drenaje con una capacidad de unos 4lts (o más) de agua. Su función no se sabe, posiblemente un error de cálculo de niveles, ni siquiera sabía de su existencia. Cuando Juan hizo limpieza sacó el hongo (que no era tan feo a mi parecer) y toda la tierra que en años había acarreado el agua desde el jardín hasta llenar completamente la caja. Juan dejó limpio para ser usado por los mosquitos un hogar de unos cuatro litros que se lleno de agua en la primera lluvia. Lugar ideal, reparado del sol, a estrenar, servicio de alimentos a domicilio... los mosquitos agarraron viaje enseguida. Así fue como construí un paraíso para ellos. Le pedí a Juan que pusiera unos cascotes, rellenara con cemento y anulara la caja de manera que no quedara nada de agua acumulada. Ahora tengo menos cicatrices en las piernas.

Dr. Hernán G Solari

Depto. Física, FCEN-UBA IFIBA-CONICET

domingo, 14 de febrero de 2016

Reflexiones Ambientales Urbanas: 07 Aedes aegypti en el Poder Judicial

Reflexiones Ambientales Urbanas:

07 Aedes aegypti en el Poder Judicial  

Cuando transitamos una ciudad, podemos observar la existencia de predios donde se suelen acumular vehículos, trailers, carritos, motos y otros objetos en calidad de secuestro judicial. Muchas veces, por falta de espacio, estos objetos suelen colocarse encimados de forma desordenada. Una gran cantidad de esos objetos llegaron a esos lugares como resultado de un accidente vial por lo que muestran aberturas que permiten la acumulación de agua en el interior. El agua en pequeñas cantidades y a la sombra constituye un ambiente ideal para la proliferación del mosquito Aedes aegypti, transmisor de la fiebre amarilla urbana, el dengue, el chikungunya y el zika. Con el tiempo, suele crecer vegetación entre los objetos. Esa vegetación más los árboles o arbustos aledaños sirven para los adultos de esa especie mosquito (y otras) como lugares de reposo y fuente de alimento (néctar vegetal). Los altos niveles de humedad que provee la vegetación favorecen la expectativa de vida de los mosquitos. A escasos metros de esos lugares suele ubicarse un puesto policial, cuya función es la de proteger el material y así evitar el vandalismo. Así, otra función involuntaria de los agentes del orden es la de proveer sangre a las hembras que necesiten poner sus huevos, para luego de un tiempo oviponer en las paredes de los objetos secuestrados con pequeños cúmulos de agua. La situación se complica aún más cuando en las inmediaciones de esos predios existen viviendas, que muchas veces son precarias y otras no tanto. En tal caso, los habitantes compartirán con los agentes del orden la misma población de mosquitos. Con la llegada al lugar de portadores de alguno de los virus mencionados a través de una persona infectada, los mosquitos que crían entre el material secuestrado podrían iniciar un foco de transmisión (un brote epidémico). Desde el Estado se le pide a la población llevar a cabo medidas de prevención. Los habitantes de esos lugares suelen responder que ellos las hacen pero ¿y de esos predios quien se encarga?. Como solución existen medidas basadas en el “paradigma químico” (“que sustancia le puedo poner”), como la aplicación de insecticidas (también rodenticidas)  o larvicidas químicos y/o biológicos. Muchas veces esos tratamientos son costosos y no suelen tener la eficacia de llegar hasta los criaderos más recónditos entre las montañas de chatarra, otras veces no se aplican con la periodicidad que indica la normativa. Hoy se conoce que los insecticidas inducen resistencia, por lo que obliga a usar otros productos químicos aún más costosos para el estado.  El riesgo de transmisión es muy elevado, por lo que se debería actuar con la máxima responsabilidad que corresponde al Estado en su función de proteger a los ciudadanos. La presencia de chatarra acumulada también conlleva la proliferación de otras plagas (ratas y otras alimañas) o la acumulación de sustancias nocivas para la salud como los metales pesados de las baterías que contienen plomo, aceite de cárter, etc. Existen medidas ambientales, saludables, seguras y sustentables que requieren de ingenio de los planificadores urbanos y deberían ser discutidas. Por ejemplo la compactación y envío a fundición. Las claves son: a) es nocivo acumular este tipo de materiales por largos periodos, b) es nocivo para la salud que estos predios se encuentren en zonas urbanizadas. Las declaraciones de emergencia del Estado son para destinar recursos para ese mismo fin. El poder Judicial debería usar parte de esos recursos para dar una solución definitiva y sustentable a este tipo de problemas ambientales que son producidos por una mecánica de acción burocrática “legal” que pone en peligro la salud de los ciudadanos.

   
Nicolás Schweigmann
Grupo de Estudio de Mosquitos  
EGE - IEGEBA, FCEyN-UBA  CONICET

Marina Stein 
Área de Entomología

Instituto de Medicina Regional-UNNE - Resistencia-Chaco


Leonardo Horacio Walantus 
Proyecto "Vigilancia Epidemiológica. Seguimiento de Criaderos de Mosquitos de Interés Sanitario”
Centro de Investigaciones Entomológicas Parque Tecnológico Misiones 


Gustavo C. Rossi
 Centro de Estudios de Parásitos y Vectores  -
CCT La Plata CONICET-UNLP
 
Corina Berón
 Inst. de Inv. en Biodiversidad y Biotecnología

  INBIOTEC - CONICET - Mar del Plata

Raquel M. Gleiser
 Ecología de Artrópodos CREAN-IMBIV
 CONICET-UNC – Córdoba


sábado, 13 de febrero de 2016

Reflexiones ambientales urbanas: 06 Aedes aegypyi en una situación de transmisión de dengue.

Reflexiones ambientales urbanas:

06 Aedes aegypyi en una situación de transmisión de dengue.

Era febrero de 2009, localidad Pampa del Infierno, Chaco, a un poco más de 200 km hacia el oeste de Resistencia, sensación térmica, 45°C a la sombra, en plena epidemia de dengue. La localidad de unos 9000 habitantes no cuenta, ni contaba en ese entonces, con agua de red, por lo que la población almacenaba agua en aljibes ubicados en los patios de los domicilios. Más del 50% de los habitantes ya tenía dengue y el único hospital estaba abarrotado de enfermos y gente que no paraba de llegar sintiéndose mal, aunque según las autoridades ya estaba todo controlado. La Municipalidad nos llevó a recorrer la localidad y pudimos ver en los domicilios los aljibes. La gente con mayor poder adquisitivo los había construido con tapa de metal, mientras que la gente pobre, los había hecho casi a ras del suelo y sin tapa. Un enorme recipiente (>500 litros),con paredes de ladrillo que se cargaba con agua de lluvia. Por la epidemia, se le ocurrió a la Municipalidad proveer a los habitantes de tejido sombra para tapar los aljibes sin tapa y así impedir el ingreso del mosquito vector para que no deposite allí sus huevos. Una muy buena idea!!!!!; lástima que surgió en plena epidemia y no antes, como medida de prevención. También observamos, en estos mismos hogares, que utilizaban las cubiertas cortadas por la mitad como bebederos de animales (gallinas, perros, etc.),en las cuales pudimos constatar la presencia de gran cantidad de larvas de Aedes aegypti. Y sí, este es uno de los hábitats más frecuentes para Ae. aegypti. Para este tipo de recipiente la Municipalidad sólo propuso que se cambiara el agua todos los días, lo cual eliminaría las larvas pero no los huevos que quedaban en la superficie o cara interna de la cubierta. Comentamos esto con la gente, quienes manifestaron desconocer sobre eso y afirmaban que limpiarían la superficie para remover también los huevos. No sabemos si esto realmente se hizo efectivo. De todos modos el número de larvas que estos criaderos producían no se comparaba con los aljibes, ni con lo que observamos unos minutos más tarde. Mientras seguíamos recorriendo la localidad con la gente de la Municipalidad, se nos acercó un poblador y nos comentó, que él había observado que los piletones del viejo matadero abandonado estaban llenos de agua y que tal vez sería importante que fuéramos a revisarlos. Le preguntamos dónde se encontraba el matadero y para nuestra sorpresa nos dijo que a unas pocas cuadras de allí. El viejo matadero abandonado, hacía ya muchos años, había quedado inmerso dentro del ejido urbano de la ciudad que se había extendido por el normal crecimiento demográfico. Cuando ingresamos al edificio abandonado, observamos 4 grandes piletones (2 x 5 metros aprox.) llenos de agua con miles de larvas de mosquitos, muchas de ellas de Aedes aegypti. Nos preguntamos cómo se llenaban esos piletones con tanta agua?; y vimos que el techo del edificio estaba roto en varios lugares justo encima de ellos. En plena epidemia de dengue con casi la mitad del pueblo enfermo, a las autoridades públicas se les pasó por alto revisar este sitio, posiblemente principal proveedor de los mosquitos que estaban transmitiendo el virus. A este tipo de criaderos se los denomina “criaderos clave” para actuar en la prevención.

Marina Stein

Área de Entomología Instituto de Medicina Regional-UNNE Resistencia-Chaco

viernes, 12 de febrero de 2016

Reflexiones Ambientales Urbanas: 05 Mosquitos en el subsuelo del edificio.

Reflexiones Ambientales Urbanas:

 05 Mosquitos en el subsuelo del edificio. 

En esta historia pretendemos contar a través de ejemplo un problema que es frecuente en los edificios de una ciudad, y una solución ambiental para ese problema. Hace unos cuantos años en las aulas de un edificio educativo se observaba la presencia de mosquitos. Los docentes, mientras hablaban incorporaron los típicos movimientos que se hacen para espantar o matar los mosquitos que revolotean o se posan. En los baños de los subsuelos ocurría el mismo fenómeno. Como nosotros trabajamos en el tema las autoridades que manejan los temas estructurales del edificio nos pidieron ayuda, y pudimos visitar la parte más baja (ubicada tres pisos bajo tierra), que corresponde a unas galerías de desagote del agua que se filtra. Pudimos observar que en algunas partes había cinco centímetros de agua. En las muestras de agua que tomamos con cucharones de cocina pudimos observar grandes cantidades de larvas de mosquitos. A la luz de las linternas vimos que los sifones de las larvas eran largos. En el laboratorio, determinamos que se trataba de Culex pipiens, en este caso no hallamos ejemplares de Aedes aegypti, pero podrían haberlo sido. Obviamente no es adecuado que los mosquitos proliferen en un edificio y además esta especie puede ser transmisora de otras enfermedades como algunas encefalitis. La presencia de materia orgánica y el agua sirve de alimento para la multiplicación de organismos como bacterias y protozoos. Dichos microorganismos sirven de alimento para las larvas de mosquitos y favorecen su proliferación en grandes cantidades. Por otra parte se observó que los caños de las bombas de desagote estaban corroídos por el tiempo y por lo tanto ya no cumplían su función. Una vez realizado el diagnóstico nos reunimos con las autoridades. Surgieron dos opciones de solución: aplicar larvicidas y adulticidas o arreglar las bombas de achique. Finalmente se optó por la solución más sustentable a largo plazo: se repararon y pusieron en funcionamiento las bombas de achique. Entre el dilema del “paradigma químico” (“el que puedo aplicar”) y el “paradigma ambiental” se llegó a lo menos contaminante para el ambiente. Las bombas de achique envían el agua por unos conductos directamente al río. En el río suelen habitar pequeños peces, los cuales seguramente habrán aprovechado el menú del día: larvas de mosquitos. Más adelante pudimos experimentar el mismo problema en edificios de departamentos, en viviendas particulares con garaje bajo el nivel del suelo, en obras en construcción, en los sótanos de edificios parcialmente demolidos y en centros de salud. Hasta se han dado casos en hospitales donde los tubos de ventilación aportaban mosquitos adultos desde el subsuelo hasta la sala de internados. Sin agua, los mosquitos no pueden proliferar. No importa que especie de mosquitos se trate, no es saludable recibir saliva extraña, inyectada directamente a nuestro torrente circulatorio sin autorización de nuestra parte. Es obligación del estado asegurar la salud de nuestros habitantes, directamente en los edificios públicos, y mediante controles en los privados. Las administraciones de edificios deberían considerarlo.


Sylvia Fischer y Nicolás Schweigmann Grupo de Estudio de Mosquitos EGE-IEGEBA, FCEyN -UBA CONICET
Reflexiones ambientales urbanas

04 Aedes aegypti viaja en los cacharros y también entre el “descacharrado”. 

Aedes aegypti se encontró instalado en las viviendas de nuestras ciudades probablemente desde la época de la colonia. Lo demuestran los sucesivos brotes de fiebre amarilla a fines del ´800 y principios del ´900. En 1916 se produjo una importante epidemia de dengue en la ciudad de Concordia (Entre Ríos) que afectó a casi la totalidad de su población. Se salvaron los soldados de un regimiento en las afueras de la ciudad. El brote terminó en la ciudad de Paraná al inicio del invierno. Concordia fue el puerto obligado de los viajeros para hacer escala y tomar otro barco unos kilómetros más arriba. Un accidente geográfico presente sobre el río Uruguay le dio nombre a una ciudad del país vecino y hoy es la represa de “Salto Grande”. La gran actividad económica seguramente facilitó la presencia de importantes cantidades de recipientes con agua, y por lo tanto los criaderos del mosquito Aedes aegypti. El dengue era una enfermedad menor y no existía todavía en el planeta su versión “grave”. Para esos tiempos ya existían médicos entomólogos enfocados al problema mayor: “la fiebre amarilla urbana”. En la década del ´20 se halló al mosquito en cinco barrios porteños. Entre 1954 y 1965, por un acuerdo continental se logra “erradicarlo”. Fue una década muy fría y en Buenos Aires se inspeccionaron 200 mil predios y solo pudo registrarse en seis viviendas de solo un barrio. En esos tiempos existía una ley que permitía a agentes especializados para entrar a las viviendas. Si hallaban un criadero lo rompían con un martillo puntiagudo conocido como piqueta. Los recipientes solían ser de materiales frágiles (vidrio, cerámica, cemento, etc.) y se los denominaba cacharros. La acción de romperlos se denominó “descacharrizar”. Treinta años más tarde el mosquito vuelve a aparecer en el norte de la Argentina y para mediados de los ´90 en la ciudad de Buenos Aires. El Ministerio de Salud aprovechó el mismo término para las acciones de eliminar los recipientes de las viviendas. Hoy se habla de descacharrado para las acciones particulares y municipales de eliminación urbana de basura sólida capaz de acumular agua. Los noticieros nos muestran esas acciones. A los que estamos en el tema nos surge la pregunta respecto a cuál es el destino final de esos cacharros. La mayoría de esos recipientes tienen pegados en sus paredes huevos de Aedes aegypti y estos tienen la particularidad de poder resistir hasta un año sin agua. La basura sólida ubicada en predios a cielo abierto, o la acumulación de estos residuos en sitios no autorizados, sirve para que los huevos del mosquito viajen pasivamente de localidad en localidad. Esto es porque muchos recipientes tienen valor económico para la reventa por parte de los recicladores de muy bajos recursos. Por otra parte, con solo la presencia de una vivienda o un puesto cercano a los basurales a cielo abierto alcanzaría para que el mosquito mantenga sus poblaciones en buen estado. El agua de la lluvia formará criaderos, la vegetación alimentará a los mosquitos adultos y la sangre humana contribuirá a la puesta de huevos. En base a lo expuesto, los municipios no deben propiciar este tipo de basurales porque son nocivos para la población. La disposición final puede ser la compactación y enterramiento u otra medida ambiental saludable que implique la eliminación definitiva de las formas inmaduras de los mosquitos.

Nicolás Schweigmann: (Grupo de Estudio de Mosquitos) EGE-IEGEBA,FCEyN-UBA CONICET

Marta G. Grech (U.N.Patagonia San Juan Bosco) CIEMEP, CONICET

Leonardo Horacio Walantus   (Proyecto "Vigilancia Epidemiológica. Seguimiento de Criaderos de Mosquitos de Interés Sanitario” ) Centro de Investigaciones Entomológicas Parque Tecnológico Misiones
Reflexiones ambientales urbanas:

03 .Lugares de cría poco comunes de Aedes aegypti.

Generalmente escuchamos, leemos o vemos una gran cantidad de información sobre donde puede criar el famoso mosquito. Una parte de esa información es de calidad y otra errónea. Aedes aegypti cría en recipientes comúnmente llamados (por nosotros los argentinos) tachitos o cacharros son eso y algún otro que pueda acumular agua. Los mas comunes son "floreros" de los cementerios, entendiéndose por florero cualquier tarro, frasco, o recipiente de metal donde se pueda colocar flores con agua, las cubiertas de automóvil (las gomas de los autos, etc.). Existe además una gran cantidad de otro tipo de contenedores de agua y conservación de la humedad como los depósitos de agua del descongelamiento de heladeras, sistema de desagote de equipos de aire acondicionado, el frasco de mayonesa (o aceitunas o similar) sobre la heladera para que la batata eche raíces, un inodoro abandonado a la intemperie, los tanques de agua de las casas cuando no tienen la tapa correspondiente, las canaletas de desagüe pluvial en condiciones regulares (pendiente inadecuada) y por sobre todo con hojarasca, bebederos para aves en los jardines, piletas de piso con canillas que goteen, etc. Hace un par de años, tuve una experiencia diferente con este tema, estando en Brasil con mi esposa y a la vuelta de un congreso en el norte hicimos escala en Salvador de Bahía, no podíamos perder la oportunidad de conocer esa bella ciudad. El hotel modesto pero con muy buena atención y por sobre todo limpio. Sin embargo un día durante la ducha mi señora me llamó diciendo que le parecía que había larvas de mosquitos en la bañera, cuando llegué, evidentemente no estaban. Cuando llegó mi turno de ducha, a los pocos minutos veo que sí, hay larvas. Después de más de 20 años de trabajar con ellos no me quedó ninguna duda de que se trataba de larvas de Aedes aegypti. Vivían en la escasa agua y mucha humedad que se hallaba en el perfil de aluminio que hace de marco a la mampara de la ducha. salían por el efecto de correntada del agua de la ducha e intentaban volver a su escondrijo de forma muy eficiente. Lo más llamativo del asunto es que sobrevivían al agua tibia (con promedio de 30° C de temperatura ambiente no se suele utilizar agua muy caliente), el jabón, shampú, etc., y de la limpieza diaria de los encargadas de ello (doy fe de su eficiencia). Por supuesto le comenté al conserje del tema y me dijo que no me preocupara, a la mañana siguiente fumigarían todo el hotel y revisarían todas las mamparas de los baños. Al volver a la tarde pude comprobar que efectivamente, la mampara estaba totalmente sellada. Este relato no es más que para demostrar que cualquier lugar, sobre todo dentro de las casas puede ser un criadero de mosquitos. La otra observación es la responsabilidad de los empleados del hotel para con los pasajeros, a sabiendas de que en esa ciudad es cosa de todos los días la aparición de enfermos de dengue.

 Gustavo C. Rossi Centro de Parásitos y Vectores CEPAVE - CONICET

martes, 9 de febrero de 2016

Reflexiones Ambientales Urbanas: 02- Una de perros, mosquitos y seres humanos

Reflexiones Ambientales Urbanas:

02- Una de perros, mosquitos y seres humanos.

La asociación entre perros y personas  es de hace por lo menos 12 mil años. La
asociación entre Aedes aegypti y los humanos (fuera de Africa) es de menos de 500
años. Algo similar ocurrió con el mosquito que nos pica de noche.
La asociación con los perros se produjo a instancias de beneficios mutuos y se lo
define como un proceso de domesticación. Son confiables para cuidar nuestras
casas, sirven de compañía, son utilizados como herramientas de trabajo, etc. Todos
estos beneficios se lograron a cambio de proporcionarles alimento, refugio y algunos
cuidados. Una ventaja adaptativa de esta asociación es que los perros lograron ocupar
exitosamente todos los ecosistemas de la tierra. 
La asociación con los mosquitos domésticos produce solo beneficios a favor de los
insectos y se conoce como proceso de domiciliación. El hombre provee los
microambientes que sirven de refugio, recipientes con agua para la cría. También 
néctar entre los vegetales como fuente de alimento para los adultos y sangre humana
y de las mascotas como fuente de proteínas para la producción de sus huevos. Un
ambiente  de temperaturas más favorables para su multiplicación y desarrollo. La
ventaja adaptativa de esta asociación es, que siguiendo al humano,  que el mosquito
colonizó casi todas las zonas urbanizadas de la región tropical y templada del planeta.  
Tanto perros como mosquitos pueden ser muy peligrosos. Cuando los primeros son
abandonados en la vía pública o en las playas, suelen agruparse en jaurías muy
peligrosas para los humanos. Por el otro lado, si se dejan muchos recipientes con
agua en una vivienda, al tiempo se transformarán en criaderos de mosquitos. Los
humanos de ese predio (y sus vecinos “agradecidos”) se sentirán forzados a actuar
como dadores de sangre involuntarios. Algunos notarán molestias o ronchas en su piel
y otros reaccionarán con alérgias.  Pero también ambas especies son buenas
repartidoras de enfermedades. Los perros pueden transmitir decenas de parásitos muy
peligrosos para hombre, conocidas como zoonosis, entre las cuales algunas están
resueltas si se actúa con “tenencia responsable de mascotas” (ej. vacunación contra la
rabia, desparasitación a los pocos días de vida, castración, etc.). Los mosquitos como
el Aedes aegypti  puede transmitir gusanos como la Dirofilaria que afecta gravemente
a los perros o decenas de virus distintos  a los humanos. Solo para la fiebre amarilla
urbana existe vacuna. El resto no se encuentra resuelto y por eso la solución es
aplicar un control de natalidad ambiental sobre los mosquitos, o sea impedir que las
hembras pongan huevos en los recipientes. Eliminar aquellos que no se usan. Poner
boca abajo los útiles, tapar las reservas de agua adecuadamente y echar agua
hirviendo en las rejillas del patio donde suele quedar agua acumulada.
Indefectiblemente esto representa un cambio de comportamiento ambiental
domiciliario que nos deberá asegurar (entre otras cosas) el entorno saludable que nos
merecemos.     

Nicolás Schweigmann (Grupo de Estudio de Mosquitos) EGE-IEGEBA, FCEyN -UBA CONICET

Edgardo R. Marcos, (Veterinaria en Salud Pública.) Facultad de Ciencias Veterinarias, UBA.

domingo, 7 de febrero de 2016

Reflexiones Ambientales Urbanas: 01 - Aedes aegypti entre historias de piratas y el carnaval

Reflexiones Ambientales Urbanas:

01- Aedes aegypti entre historias de piratas y el carnaval.

Hace 145 años Buenos Aires estaba por festejar uno de los carnavales más importantes
de su historia. Eran tiempos de inmigración, los conventillos de la zona céntrica se
encontraban atestados de inquilinos europeos. Pero la historia arranca en 1555 cuando
los piratas John Hawkins y Francis Drake formaron la primera empresa comercial de
esclavos con entrega puerto a puerto. Los barcos llevaban provisiones y agua. Dentro de
los barriles viajaron también pequeños insectos polizones africanos, como huevos
(pegados en las paredes) y como larvas o pupas nadando en el agua. A medida que los
barcos atracaban en los distintos puertos, los insectos bajaron con los recipientes o por su
propia cuenta mientras que los esclavos eran vendidos en subastas públicas. Los
mercaderes se encargaron de evitar rebeliones, al entregar en cada localidad a personas
de orígenes y lenguajes diferentes. Con el tiempo los esclavos de la región del Plata se
“acriollaron” y encontraron vías de comunicación alternativa. Dicen que así nació el
Candombe. A partir de golpeteos de manos y objetos, pudieron compartir sentimientos y
un poco de alegría. Lograron contagiar y sus bailes se incorporaron a los festejos
tradicionales. Por otro lado los pequeños polizones, hoy conocidos como Aedes aegypti,
pasaron desapercibidos para el conocimiento, exploraron y ocuparon el único ambiente
que les permitió la naturaleza urbana: los recipientes que acumulan agua en las viviendas.
En esos tiempos no existía el agua corriente para las 170 mil personas que vivían en la
ciudad de Buenos Aires. Para el 27 de enero de 1871 se conocieron oficialmente dos
casos de “vómito negro” en el barrio de San Telmo. La comisión municipal desoyó las
advertencias de los doctores y continuó con la organización del carnaval. Los enfermos
aumentaron exponencialmente. Los festejos entretuvieron a los porteños con bailes,
desfiles de comparsas. Ya terminado el carnaval, en marzo, se registraron 40 a 100
muertes diarias, totalizando unas 13 mil setecientas personas. Los coches fúnebres no
alcanzaron para tanta demanda, el cementerio del sur colapsó y se cerró. El primer
ferrocarril llevado por “La Porteña” tuvo que desviar su recorrido hacia los bajos de la
Chacarita para descargar los cadáveres en fosas comunes. Su motorman enfermó de lo
mismo y se convirtió en el primer mártir ferroviario. Miles de personas escaparon de la
ciudad. Los vecinos responsabilizaron a las autoridades por permitir la instalación de un
saladero y una curtiembre a las orillas del riachuelo. En ese entonces, el conocimiento
científico planteaba que los aires pútridos, los malos aires, o los miasmas serían los
responsables de la fiebre amarilla. En esos tiempos no se sabía que Aedes aegypti era el
único transmisor de la fiebre amarilla urbana.
Nicolás Schweigmann
Grupo de Estudio de Mosquitos
EGE-IEGEBA, FCEyN -UBA CONICET
Dr. Hernán Gustavo Solari
Departamento.Física-FCEyN-UBA - CONICET