martes, 15 de marzo de 2016

Reflexiones ambientales Urbanas: número 38: Aedes aegypti, el dengue, los mensajes desacertados y las falsas alarmas

Reflexiones ambientales Urbanas: 

número 38: Aedes aegypti, el dengue, los mensajes desacertados y las falsas alarmas 

Aedes aegypti volvió a ingresar a la argentina a mediados de la década de los ´80 y en menos de una década ya se encontraba en la mayoría de los barrios del oeste y sur de Buenos Aires. En el verano de 1997 se produjo un pequeño brote en Orán, Salta. Al año siguiente, se inició otro brote mucho más significativo. Ocurrió a lo largo de la ruta 34, con epicentro en Tartagal (Salta), desde Salvador Mazza (Salta) hasta Tucumán. Fue tan importante que el Ministerio de Salud de la Nación emitió el primer comunicado de prensa sobre dengue en la historia Argentina y en octubre de 1998 se lanzó el primer spot televisivo con intenciones de transmitir las medidas de prevención. El texto fue supervisado por biólogos de las universidades de Córdoba y Buenos Aires, estaba perfecto. Pero un diseñador gráfico, quizás con buenas intenciones, modificó el inicio del spot donde puso cinco palabras “dengue” que se movían como alas de un insecto. Luego de ello una enumeración de los síntomas de la enfermedad y las medidas más adecuadas de prevención. Quienes salimos al campo para relevar el estado de situación en las viviendas percibimos que la población estaba muy asustada: había interpretado que en ese entonces la palabra rara (dengue) era un mosquito que podía matar con sus picaduras. Al año siguiente, como no había muerto nadie, se pudo percibir una interpretación social de que se había tratado de una “falsa alarma generada por la política del gobierno de ese entonces”, “el mosquito dengue no mata”. Incluso se nos dificultó lograr explicar a los profesionales de la comunicación que había que separar los conceptos relacionados con el mosquito de la enfermedad (el dengue no es un mosquito). Los problemas conceptuales continuaron ocurrieron incluyendo a las máximas autoridades de salud de gobiernos siguientes. Continuó con una epidemia más generalizada iniciada tardíamente en 2009, eran tiempos de sequía, con epicentros en Charata (Chaco), la ciudad de Catamarca (rodeada por un desierto) y Buenos Aires en medio del humo producido por la quema de pastizales (para esa época) en las islas del sur Entrerriano. Para ese entonces, el efecto mediático de la epidemia ayudó a diferenciar al mosquito de la enfermedad. Pero todavía seguían los falsos conceptos sobre los lugares de cría (charcos, zanjas, lagunas, etc.) y el falso concepto sobre las fumigaciones como medidas preventivas. El tercer aviso, se dio a fines del 2015 con el inicio de una nueva epidemia, cargada ahora en marzo del 2016 con un coctel de tres virus distintos. El mensaje es algo más claro, ya se puede hablar de Aedes aegypti, aunque los medios de comunicación siguen confundiendo a la sociedad con las fumigaciones. Entonces la población lo exige y los funcionarios pretenden calmar los reclamos y conceden sus pedidos. Sin embargo deberían darse cuenta que frente un agravamiento de la situación epidemiológica los mensajes confusos pueden jugar en contra de su imagen. El esfuerzo debería apuntar a generar condiciones de hospitales seguros, escuelas seguras (con entornos libres de criaderos), resolver los basurales a cielo abierto o cementerios de chatarra en proximidades de población. Sumado al nerviosismo, se inventan audios con mensajes caóticos transmitidos por celulares donde mienten una situación de desborde en un hospital, generan alarma extrema del que solo beneficia al comercio de productos repelentes. Habrá que evaluar si el efecto de las falsas alarmas en realidad provocan efectos inesperados que desvían la atención contra las verdaderas medidas de prevención: eliminar y evitar la formación de criaderos en las viviendas de las manzanas de las zonas urbanas. ¿Tendremos que esperar nuevas epidemias de mayor impacto para darnos cuenta que los de problemas ambientales que afectan a nuestra salud solo se resuelven con un verdadero ordenamiento ambiental?

Nora Burroni y Nicolás Schweigmann: Grupo de Estudio de Mosquitos. EGE - IEGEBA, FCEyN-UBA CONICET

Elena Beatriz Oscherov:   Vicepresidenta de la Asociación Parasitológica Argentina (Ex Profesora Titular de Biología de los Artrópodos y Biología de los Parásitos). FaCENA, UNNE Corrientes

Leonardo Horacio Walantus: Proyecto "Vigilancia Epidemiológica. Seguimiento de Criaderos de Mosquitos de Interés Sanitario”  Centro de Investigaciones Entomológicas Parque Tecnológico Misiones

Gustavo C. Rossi: Centro de Estudios de Parásitos y Vectores   CCT La Plata-CONICET-UNLP


Edgardo R. Marcos:Veterinaria en Salud Pública.  Facultad de Ciencias Veterinarias, .UBA


Raquel M. Gleiser .  Ecología de Artrópodos. CREAN-IMBIV  CONICET-UNC – Córdoba

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