viernes, 4 de marzo de 2016

Reflexiones Ambientales Urbanas: 15 Aedes aegypti y el día del médico

Reflexiones Ambientales Urbanas:

15 Aedes aegypti y el día del médico
El 3 de diciembre se celebra en toda América el día del médico según la propuesta de la
Organización Panamericana de la Salud reunida en Dallas, 1953. Contrario a nuestras
costumbres, el día celebra no el “paso a la inmortalidad” sino el nacimiento del médico cubano
Carlos Finlay. Pero, ¿quien fue Carlos Finlay? ¿Porqué este homenaje?
Carlos Finlay es reconocido por haber descubierto que el mosquito Aedes aegypti era el
transmisor de la temible fiebre amarilla. El homenaje es justo pero las cosas no son tan sencillas.
Demos en tres pinceladas una brevísima historia del descubrimiento de Finlay.
La fiebre amarilla asolaba el continente Americano, desde Boston en el norte hasta Buenos Aires
en el sur, de Lima a Rio de Janeiro se hacía sentir esta enfermedad muchas veces mortal. En
1853 la enfermedad llegó a Cumaná, Venezuela, una ciudad al borde de la selva y el Caribe. Fue
puesto a cargo de la emergencia sanitaria el Dr. Louis Beauperthuy, médico y naturalista formado
en Francia. Según las teorías de la época, la fiebre amarilla era debida a los miasmas que
emanaban de los humedales que al entrar en contacto con las personas las enfermaban. Pero
Beauperthuy vió que la teoría era incapaz de explicar sus observaciones. Beauperthuy observó
que los pueblos originarios de la región hacían humo delante de las viviendas en pequeños
braseros, medida efectiva para evitar las picaduras de insectos como los mosquitos. Mediante
esta y otras observaciones sobre mosquitos utilizando un microscopio, llegó a la conclusión de
que son los mosquitos y no los miasmas quienes transmiten la enfermedad y recomendó el uso de
tules para protegerse. Llegó incluso a identificar a un mosquito “domestico” con rayas blancas en
las patas como uno de los vectores de la enfermedad. Si bien Beauperthuy comunicó su
descubrimiento a la sociedad científica de su tiempo, el mismo fue descartado como extravagante,
se oponía al consenso científico.
Sin saber de los descubrimientos de su colega, el médico cubano Carlos Finlay realizó estudios y
experimentos sobre la transmisión de la fiebre amarilla con el mosquito que hoy llamamos Aedes
aegypti y en su tiempo era conocido como Culex fasciatus. Finlay establece en investigaciones
realizadas entre 1881 y 1886 que la fiebre amarilla era llevada de persona a persona por el
mosquito. Su informe de 1886 en el American Journal of Medical Sciences corrió la misma suerte
que el informe de su predecesor caribeño.
La fiebre amarilla y la malaria fueron responsables del fracaso del proyecto de canal en Panamá
llevado adelante por los franceses. El proyecto fue retomado por Estados Unidos de Norteamérica
(EEUU) y suspendido por igual causa.
Como consecuencia de la guerra hispano-estadounidense de 1898, Cuba fue ocupada por tropas
de EEUU. Tropas que empezaron a sufrir los embates de la fiebre amarilla. A cargo del problema
estuvo el mayor Walter Reed, médico, quien contaba con la asistencia de destacados médicos
cubanos como el Dr. Agramonte. En una serie de experimentos, el grupo comandado por Reed
pudo descartar la teoría de los miasmas, la teoría de los fomites y confirmar la teoría de Finlay.
Finalmente el papel fundamental de mosquito como transmisor de la fiebre amarilla era
reconocido. El saneamiento ambiental de los campamentos, evitando el desarrollo de las
poblaciones de mosquitos permitió en los años siguientes continuar la obra del canal en Panamá y
concluirlo en 1914.
Dejamos las muchas moralejas de la historia a los lectores, señalando solamente, que la cultura y
el conocimiento de los seres humanos son elementos esenciales en la conformación del ambiente
urbano.


Hernán G Solari
Dpto. de Física, FCEN-UBA
IFIBA-CONICET

Tomás Orduna
 Jefe de Servicio
 Medicina Tropical/Medicina del Viajero
Hospital de Infecciosas F.J.Muñiz

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